Nadie conoce el waterpolo mejor que Mariano y por ello en MadPolo estamos encantados de contar con su presencia este año en nuestro campus. Un entrenador diferente que aportará sus 40 años de experiencia para que nuestros waterpolistas saquen todo lo que llevan dentro.

 

P. El año pasado viniste al Campus para dar una charla a los chavales y este año vas a estar al 100%, ¿qué viste en MadPolo que te animó a dar ese paso?

R. No he sido un prosélito de los campus. Creo que son un “sacacuartos” y poco más. Cuando vi este MadPolo por primera vez y su dinámica, tuve que reconocer que había algo más que nombres y firmas. Conozco a sus miembros, son trabajadores, eficaces y le dan categoría a este proyecto. Les auguro lo mejor y lo más.

P. ¿Cuál será tu papel dentro de MadPolo?

R. Colaborar en todo lo que se me pida y poder ser útil. En principio, voy a echar una mano con el trabajo en seco, ya que lo demandaron los acampados de la primera edición en la valoración final que hicieron.

P. Fuiste uno de los grandes dinamizadores del waterpolo madrileño hace 40 años, ¿cómo fueron aquellos inicios?

R. ¿¡Ha sido hace tanto!? ¡Cómo pasa el tiempo! Aquellos inicios fueron llenos de zozobras y de no demasiadas ayudas. No venían todos los mejores y tampoco se realizaban en condiciones idóneas. Actualmente, hay ayudas y pueden estar escolarizados y todos lo aplauden. Pero en aquella época, eran como clandestinos y todo el mundo los veía con mala cara. Los propios chavales que asistían al entrenamiento debían soportar las críticas de sus entrenadores y debían entrenar después de asistir a nuestros entrenamientos, por si habían perdido el tiempo. Al final, se vieron los resultados. Debo decir que se consiguieron a pesar de todo.

P. Aquella Escuela y MadPolo Campus comparten ese espíritu de mejora y apuesta por la tecnificación fuera de los clubes, ¿piensas que ahora como entonces puede potenciarse la aparición de futuros campeones?

R. Con la línea que lleva MadPolo, sí. Te certifico que los jugadores que vengan aquí, sí van a aprender, van a poder recoger la alta calidad y poso que se produce en este grupo de cultivadores de una progresión y trabajo a través de un nutrido esfuerzo de innovaciones y dedicaciones que hacen llevadera la experiencia mezclada con actuaciones relajantes a la vez que formativas.

P. Por tus manos pasaron jugadores míticos como Jesús Rollán, Chava Gómez, Manel Estiarte, Miki Oca… ¿cómo fue vuestra relación?

R. Siempre cordial y muy intensa. Tal vez la de Estiarte no fue tan intensa, sino más bien corta, pero en cualquier caso con el resto fue muy gratificante y productiva.

P. Y luego vino otra oleada de grandes jugadores como Ángel Andreo y Javier Sánchez Toril , así como parte del staff de MadPolo como Miguel Ángel González y los hermanos Moro, ¿qué recuerdas de aquellos jóvenes waterpolistas?

R. Te podría hacer una relación de jugadores que salieron de aquel sitio inacabable. Curiosamente, en el homenaje (con motivo del recuerdo) a Antonio Hernández se dio una concentración de más de 40 jugadores de diferentes etapas del waterpolo madrileño y graciosamente había muy poco que no hubiera entrenado y tratado. Han sido muchos años de actividad. De este grupo que me comentas unidos a otros conseguimos en el 92 obtener un éxito rotundo en el Campeonato de España Juvenil o Junior en Madrid, consiguiendo los tres puestos de cabeza. Me temo que poca gente lo recuerda y lo peor, que no se ha vuelto a repetir.

P. ¿Cuánto hay de ti en todos ellos?

R. El diamante está en la montaña y desde siempre está ahí, tan sólo hay que sacarlo fuera. Sólo he colaborado en que salgan a la luz, su talento hace el resto.

P. Se cumplen 25 años del momento que cambió la historia del waterpolo español y de la que tú fuiste parte fundamental, ¿cómo recuerdas los años previos a Barcelona 92?

R. Fue una etapa de concentraciones maratonianas prácticamente todo el verano. Mucho trabajo y escasas ayudas. Recuerdo que debíamos esperar a que saliesen los bañistas en Picornell para entrenar. No te cuento ya las ayudas económicas y de más que teníamos. A pesar de ello, la ilusión de técnicos y jugadores nos llevaba en volandas. Fue llegar a Barcelona 92 y el dorado se inicia. Siempre nos ha tocado disfrutar desde la ventana. Lo que no ha variado es que los técnicos del equipo nacional siguen siendo catalanes, hablando obviamente del equipo masculino.

P. ¿Qué tenían aquellos jugadores? ¿Fue difícil llegar a la sintonía entre madrileños y catalanes en aquel equipo?

R. Eran jugadores especiales por lo variopinto de sus características. Lo que está claro y sin dudas es que hubo gente en la cabeza pensante que tuvo fe en la fusión de los dos tipos de gentes. Y la confianza y esperanza produjo unos resultados ya contrastados. Sin estas personas que tomaron aquellas decisiones, estaríamos luchando por las clasificaciones.

P. ¿Cómo viviste la histórica plata del 92?

R. Estaba en Santander con mi familia. Al acabar los 90 surgen nuevas expectativas y, por supuesto, nuevas personas. En España, se suele estar en los puestos de dirección de forma indeterminada. Aquellas épocas fueron reactivas y se optó por los cambios, supuestamente a mejor.

P. Echando la vista atrás, ¿en qué se parece y en qué se diferencia el waterpolo de hace 40 años al actual?

R. Era romántico, de esfuerzo, de pocas ayudas y de trabajo ilusionante. Actualmente, el trabajo es intenso, pero no tan alargado en el tiempo. Parece que se van dando entrada a los jóvenes talentos y se les da oportunidades, aunque lentamente. En realidad, son épocas diferentes con gentes y medios diferentes. Cada época tiene su propio ritmo y debemos cogerlo si no queremos perder el compás.

P. ¿Cuál es tu mensaje para los inscritos a esta segunda edición de MadPolo Campus?

R. Vivir intensamente cada momento y disfrutar de las gentes que estarán conviviendo durante una semana. Dar todo lo que puedas de ti mismo y recibir otro tanto.

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